COORDINACIÓN DE PARENTALIDAD

Sé como me sentía como abogada cuando defendía a un cliente o clienta afectado por incumplimientos de régimen de visitas, guarda y custodia y/o patria potestad de hijos menores de edad por parte del otro progenitor o progenitora, a pesar de tener una sentencia firme que estipulaba cómo tenía que ser esa relación paterno filial, después de una separación, divorcio o ruptura de pareja de hecho. Son esos casos que no hacen más que «dar vueltas» por el Juzgado, entre trámite y trámite, entre nuevas denuncias y demandas de uno contra el otro, que «contribuyen» a colapsar el Juzgado lo que, sumado a la – inevitable- lentitud de su tramitación, genera una gran pérdida de tiempo y de recursos para mi cliente o clienta, que llega a ver debilitada o perdida la relación con sus hijos a favor del otro progenitor o progenitora obstruccionista a quien le beneficia ese paso del tiempo.

Ante tal falta de medios y de respuestas satisfactorias para estos casos, vi claro que tenía que buscar una solución que pudiera ayudar tanto a las personas afectadas como al Juzgado para agilizar la tramitación de esos asuntos. La encontré en la COORDINACIÓN DE PARENTALIDAD y decidí formarme en ella.

¿En qué consiste la COORDINACIÓN DE PARENTALIDAD? Es un proceso alternativo de resolución de disputas, que pretende ayudar a los progenitores en situaciones de alta conflictividad familiar a implementar su plan de parentalidad, centrándose en las necesidades de sus hijos, llegando a tomar decisiones, según las pautas establecidas en la resolución judicial que nos haya nombrado o bien por contrato firmado entre las personas que voluntariamente hayan decidido acogerse. De ahí su diferencia con el mediador. El coordinador parental puede tomar decisiones.

¿Cómo actua un coordinador/a parental? Supervisa detalladamente el cumplimiento del plan de parentalidad, especialmente en lo tocante al régimen de visitas, guarda y custodia y patria potestad de los hijos menores, ayuda a resolver los conflictos existentes en relación a estos temas, con el objetivo de salvaguardar, proteger y preservar las relaciones entre padres e hijos, para que vuelvan a ser sanas, seguras y sólidas.

LOS HIJOS NO SE DIVORCIAN DE LOS PADRES.